Fuente: ATNA |
Siempre he escuchado que la vida de mascota es una maravilla: algo sublime y he sentido que los humanos la envidian todo el tiempo…Sin embargo, ellos no conocen los detalles de nuestra vida diaria y sobre todo, nuestros sentimientos más íntimos.
Por ejemplo, les cuento brevemente cómo es mi vida de mascota….
Mi nombre es Yony; pero, pudiera llamarme Mochito, Manchita, Estróbilo o Sebastian Ben Johns… Esto tiene muy poca importancia para una mascota, basta que a su dueño le parezca y ya, la mascota recibirá ese nombre por mandato humano…Pero, ¿le gustará a éste su nombre…? ¿Alguien le preguntó si estaba de acuerdo con éste…?
Cuando nací, escuché que era un perro con pedigrí pues mis padres eran unos pastores belgas importados y según, entendí, carísimos. Por tanto, toda la descendencia era muy importante…
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Así, llegué a mi familia humana de acogida, con el sexo cambiado, lo cual duró hasta que cumplí seis meses de nacido.
Mi infancia transcurrió sin grandes problemas. Muchas vacunas y muchas horas de aprendizaje forzoso…Que dónde se duerme, que cuándo y dónde se hacen las necesidades básicas, qué se come, cuáles son las vitáminas más adecuadas, que dame la patita derecha, que corre y busca la pelota unas cuarenta veces, que hazte el muerto, que la competencia es el mes que viene y estarán los mejores. Y tú, mi perro con pedigrí, tienes que ganar…
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Hoy en día tengo cuatro años y sigo muy agobiado todo el día… No tengo día de descanso, ni vacaciones, ni días feriados como todos los humanos que conozco. Tengo que levantarme muy temprano en invierno y en verano para salir a dar la vueltecita con el esposo de mi dueña (que dice que es mi dueño). Todos los días salimos de mañana y luego, antes de que ellos se vayan a dormir… ¿Y alguien me preguntó si siempre estoy en disposición de pasear por la misma calle…?
Y que me dicen de mi múltiple oficio en esta época de crisis internacional con las tazas de desempleo mayoresde los últimos cuarenta o cincuenta años…Tengo un puesto fijo de custodio porque cuando no hay nadie en la casa debo velar detrás de la puerta cualquier movimiento sospechoso y ahuyentar a los intrusos con un ladrido especial para la ocasión. Además tengo la obligación de cuidar de la limpieza de la casa y de informar a mi dueña acerca de las maldades de los gemelos de dos años de edad… Por último, trabajo de payaso pues cada vez que el esposo de mi dueña (que piensa que es mi dueño) trae a casa a los amigos, tengo que hacer, me guste o no, la representación teatral de todo lo que he aprendido y hago en las competencias de perros de razas.
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Fuente: ATNA |
Yo, no puedo entender a los humanos cuando dicen: Quien fuera esta mascota, vive como un príncipe, no tiene que llevar la vida desastrosa que llevamos. ¿Y quién le dijo eso a ellos, que esta vida de suplicio, sin libertad de expresión canina es envidiable…?
Yo, se la regalo a cualquier autosuficiente humano a ver cuánto tiempo la soporta sin hacer una huelga, declarar una guerra, destruir nuestro hábitat o manifestarse en las calles a favor de los derechos de los explotados y discriminados caninos del primer y tercer mundo…
ANA ALAS Con un poco de ironía. "Vengo...de un largo lagarto verde" Haifa, Julio, 2009