ANA ALAS

Master en Bioquímica Clínica



Integrante de talleres literarios desde 1975



Publicaciones en solitario
POESIA: "Siempre conmigo...la poesia" (2010)
"Simplemente poesia", 2013)
PROSA: "Vengo... de un largo lagarto verde", 2009) y en Antologías ("Si yo tuviera alas", 2009; "Por el sendero", 2010)
"Carlos Alas del Casino y la guajira de salón (memorias)" (2014)



2do. premio en el Concurso Internacional "Antonio Smeraglia" (2009)



3cer. premio en el Concurso Internacional de composición GERMI 2010











viernes, 22 de junio de 2012

LA RULETA DE LA VIDA


Fuente: Google

Me detuve a la entrada del amplio salón y aspiré un profundo olor insalubre. No podía creer lo que veían mis ojos…

Aquel restaurante, mi antiguo centro laboral, con renombrada fama, situado en la parte más aristocrática de mi ciudad natal, se había convertido en un lugar paupérrimo.

Arrastrado por la curiosidad de conocer qué había sido de aquel sitio donde sufrí tantas humillaciones por mi condición de hijo de emigrantes y por mis problemas idiomáticos, entré con paso lento.

Sólo quedaban unas pocas mesas, una barra con botellas antiguas y la vieja caja contadora  en la esquina derecha del salón.

Fuente: Google
Me fijé entonces que sobre una de las mesas reposaba un plato de fina porcelana inglesa, que en su época había sido blanco, con restos de queso amarillo, sobre el cual sobrevolaban moscas en un concierto matutino…

- ¿Quién sería el valiente comensal…? -me pregunté…

Así, estuve unos minutos, absorto en los recuerdos de mi época de camarero (unos diez años atrás). De repente, un personaje harapiento y con mal aliento, salió de la antigua oficina y se acercó autoritariamente:

Fuente: Google

- Bienvenido a mi restaurante, ¿Sr.…?  Como Ud. puede observar, este es el restaurante más elegante de la zona vieja de la ciudad, y por supuesto, ofrecemos los platos más finos y exquisitos…

Me quedé sorprendido, no podía creerlo… Era el dueño del lugar, y se presentaba ante mí, con las mismas promociones de aquellos tiempos…

¿Cómo era posible…? ¿Qué le había sucedido a aquel altanero sujeto…?

Así, continúo repitiendo la misma frase y los mismos ceremoniales unos cinco minutos sin detenerse, como si lo animara la presencia de este cliente. Jamás me reconoció ni comprendió que era como un antiguo fonógrafo en discurso sin final. Yo no quise interrumpirlo, no tuve fuerzas tampoco…

Fuente: Google
De repente, una fuerte sirena se sintió cada vez más cercana y la presencia de dos jóvenes robustos y vestidos de enfermeros se hizo evidente en la puerta. Uno de estos, con voz fuerte inquirió al dueño del lugar:

Ignacio, otra vez sale Ud. de la clínica sin nuestro permiso… Hemos venido a buscarlo… Adelante, a la ambulancia…




ANA ALAS Historias en blanco y negro. "Vengo...de un largo lagarto verde". Haifa, 2009













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